*El 75 por ciento de los cubrebocas se estima que tendrán como destino final los mares del planeta
Internacional.- La pandemia del coronavirus ha provocado un importante aumento de la producción de mascarillas desechables. Las cifras proporcionadas por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo no engañan y prevén que las ventas mundiales de cubrebocas ascenderían a unos 166 mil millones de dólares en 2020, frente a unos 800 millones de dólares en 2019.
Para muchas personas una de las más recientes llamadas de atención sobre este problema se produjo cuando aparecieron en los medios de comunicación vídeos y fotos de buzos recogiendo máscaras y guantes ensuciando las aguas de la Riviera francesa. Este acontecimiento supone un recordatorio de que los políticos, los líderes y los individuos necesitan abordar el problema de la contaminación por plásticos desechados.
Las cifras indican que alrededor del 75 por ciento de las mascarillas usadas, así como otros residuos relacionados con la pandemia, acabarán en vertederos o flotando en los mares. Daños medioambientales aparte, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente calcula que el coste financiero, en ámbitos como el turismo y la pesca, será de unos 40.000 millones de dólares.
El Programa advierte que, de no gestionarse adecuadamente el gran aumento de los residuos médicos, muchos de ellos fabricados con plásticos de un solo uso, podría producirse un vertido incontrolado.
*El 75 por ciento de los cubrebocas se estima que tendrán como destino final los mares del planeta
Internacional.- La pandemia del coronavirus ha provocado un importante aumento de la producción de mascarillas desechables. Las cifras proporcionadas por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo no engañan y prevén que las ventas mundiales de cubrebocas ascenderían a unos 166 mil millones de dólares en 2020, frente a unos 800 millones de dólares en 2019.
Para muchas personas una de las más recientes llamadas de atención sobre este problema se produjo cuando aparecieron en los medios de comunicación vídeos y fotos de buzos recogiendo máscaras y guantes ensuciando las aguas de la Riviera francesa. Este acontecimiento supone un recordatorio de que los políticos, los líderes y los individuos necesitan abordar el problema de la contaminación por plásticos desechados.
Las cifras indican que alrededor del 75 por ciento de las mascarillas usadas, así como otros residuos relacionados con la pandemia, acabarán en vertederos o flotando en los mares. Daños medioambientales aparte, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente calcula que el coste financiero, en ámbitos como el turismo y la pesca, será de unos 40.000 millones de dólares.
El Programa advierte que, de no gestionarse adecuadamente el gran aumento de los residuos médicos, muchos de ellos fabricados con plásticos de un solo uso, podría producirse un vertido incontrolado.
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